Título: Cómo ser mujer
Autora: Caitlin Moran
Editorial: Anagrama
Páginas: 360
ISBN: 978-84-339-7870-7
Precio: 19,90 €
Sinopsis
No hubo nunca mejor época que ésta para ser mujer: tenemos el voto y la píldora, y desde 1727 ya no nos envían a la hoguera por brujas. Pero, ¿cómo ser mujer? Esa es precisamente la gran, eterna pregunta a la que Caitlin Moran se propone responder en una obra que aborda a calzón quitado –a veces literalmente–, con inteligencia, desvergüenza e ironía y también una salvaje franqueza, los principales aspectos de la condición femenina. Mezcla de libro de memorias y de divertida vociferación, apoyándose siempre en sus experiencias como mujer, feminista e hija de una familia numerosa y proletaria, Caitlin Moran se describe con una sinceridad y una audacia militantes, y habla con absoluta sinceridad de su relación con su cuerpo. Y con la comida, con los hombres, con el trabajo, la sexualidad, la maternidad, el aborto. Pero también escribe sobre la importancia de Lady Gaga, y los errores y horrores de la depilación más íntima, o el botox. Y sobre mucho más.
Opinión personal
Hacía tanto que no disfrutaba de una lectura… Definitivamente, Caitlin Moran y yo nos hemos hecho mejores amigas aunque ella no lo sepa. Para que os hagáis una idea de lo bien que me lo he pasado con ella, os cuento una pequeña anécdota.
Vivo en Madrid y siempre aprovecho el transporte público (en el cual paso demasiados minutos de mi vida) para que el trayecto sea provechoso. Osea, que siempre voy leyendo. Un sábado por la tarde, a mi vuelta a casa, me bajo en mi parada y sigo caminando hacia la salida sin dejar de leer el libro. Entonces noto como alguien me agarra levemente del brazo. Me giro, y me topo con una mujer de unos setenta años, bajita y menuda, que me sonríe de oreja a oreja y me dice “no sé qué libro estás leyendo. Pero vaya sonrisa te dibuja en la cara. ¡Estás preciosa!”. Yo, colorada como un tomate, trato de contestar pero las palabras se me atascan en la garganta y no puedo más que sonreír y dar las gracias. La señora se aleja para volver con su marido (que la mira de lejos también con una sonrisa) y se marchan dejándome con cara de bobalicona. Vuelvo a casa en un estado de felicidad embriagadora. Decidme si eso no es aliento suficiente para leer éste libro.
De no ser así, no pasa nada. Os intentaré convencer de otra manera. Si eres mujer, debes leerlo. Si eres hombre (y entiendes que ha llegado la hora de perder ciertos privilegios y vivir en igualdad con vuestras compañeras de especie), debes leerlo. Si eres hombre y no estás a favor del feminismo, debes leerlo urgentemente. Y si eres un perro o cualquier otro animal, ponte en contacto conmigo. Me alucinaría conocer a un animal (distinto del ser humano) que sepa leer.
Caitlin Moran tiene una facilidad pasmosa para hablar de feminismo y que se entienda que no queda otra. Que es bueno, que está bien, y que es muy necesario. No hay ofensa en sus palabras, ni guerra. Sólo revolución. Y una revolución fascinante, me atrevo a decir. Una revolución, honesta, sanadora y ventajosa para todos.
Leyéndola he conectado con mi infancia y mi adolescencia de nuevo. Con partes muy concretas de mi vida que había olvidado o suprimido y que realmente necesitaba recordar. Volver a revivir esos procesos propios de la mujer, como la regla, o el desarrollo de los pechos, y toda la ola que eso acompaña alrededor en muchos sentidos… De pronto me sentía triste de haber olvidado cosas que, a día de hoy, ya había enterrado, asumido y olvidado. No creo que jamás vuelva a olvidarme, pero, por si acaso, si algún día me quedo embarazada, correré a leerme éste libro de nuevo. Mi hija, o hijo, me lo agradecerá.
Caitlin nos describe, a través de éste libro, muchas de las situaciones de desigualdad que ha vivido a lo largo de su vida. Desde que era un niña y hasta que se convirtió en una mujer adulta. Aunque no habla sólo de eso, también habla, por supuesto, de todo lo que implica ser mujer. Parece mentira, pero como he dicho antes, hay cosas que se nos olvidan.
He reído muchísimo con este libro, no sólo por las veces en las que Caitlin describe situaciones en las que me veo reflejada e identificada, sino por su humor a la hora de contar las cosas. Aunque os confieso que no todo ha sido diversión. Muchas veces me he llevado verdadera bofetadas de ácida realidad que me han hecho llegar a casa pensando “¡Joder! ¡Es cierto! ¿Cómo puede ser que nadie haga nada?”. Sí, los días que estuve leyendo su libro fueron días de un máxima revolución interna que, obviamente se ha reflejado también por fuera.
Cailtlin me ha marcado para siempre y estoy desando leer el resto de sus libros porque presiento que se va a convertir en una de mis autoras favoritas.