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Jane Eyre es un personaje con tal fuerza que, te caiga bien o mal no puedes desprenderte de él. Yo admiro su carácter muchísimo. Las penurias que vive ésta joven no se las deseo a nadie, y lo cierto es que es para alabo su forma de afrontarlo todo. Sólo me da cierta pereza en alguna ocasión en la que se le presentan cosas bien merecidas y se muestra reacia a recibirlas, desearlas y celebrarlas. Esos dejes me irritan un poco porque creo que podría valorarse un poco más. Por lo demás, es un personaje fuerte donde los haya. Aunque es cierto que le falta experiencia en la vida, por todas las circunstancias que le rodean, admiro su madurez a la hora de afrontar cada nuevo y extraordinario acontecimiento. Además me parece poseedora de una agudeza y una inteligencia poco habitual e innata en alguien tan joven.

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El señor Rochester es cuanto menos uno de los personajes más estrafalarios de la novela. Sin embargo me resulta de lo más interesante. No puedo decir que sea uno de estos típicos galanes que enamoran, ni mucho menos. Hay ciertos detalles de su carácter que me irritan bastante. Sin embargo, no negaré que me parece también muy perspicaz e inteligente, y a mí éste tipo de mentes me atraen. Aunque es cierto que se trata de alguien muy atormentado cuyos demonios le persiguen y esclavizan, creo que los de ella son mucho más duros que los de él. Durante ésta novela vemos constantemente la supremacía de ella en comparación con él. Una mujer mucho más joven, con una infancia y una vida en general bastante más dura que la de él y que, sin embargo, sobrelleva las cosas mucho mejor él. Un hombre de cuarenta años que, a pesar de no haber tenido una vida de rosas,  jamás le ha faltado de nada y parece sobrellevar mucho peor su destino que ella. Normal que estos dos seres torturados por la vida no puedan evitar atraerse.

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Hay ciertos personajes que merecen mi especial mención porque les cogí un enorme cariño. Helen Burns os partirá el corazón en dos y no podréis evitar amarla. Bessie se gana un hueco en tu corazón porque al fin y al cabo sabes que es un ser bondadoso. La señorita Temple se convierte en uno de mis favoritos y creo que podría haber sido mucho más explotada. La señora Farfaix me inspira mucha mamitis, y la pequeña Adèle una enorme ternura.

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Os aseguro que si amáis las novelas románticas de época protagonizadas por fuertes personajes femeninos, ésta debe ser un imprescindible en vuestra vida. Si aún no la habéis leído debéis darle una oportunidad. La historia es exquisita, pero los personajes rotos que la protagonizan son adictivos.