Título: El oso y el ruiseñor.
Autora: Katherine Arden
Editorial: Nocturna
Páginas: 432 €
ISBN: 978-8417834173
Precio: 16.62€
Sinopsis
En la estepa rusa, el invierno dura casi todo el año y los montículos de nieve son más altos que las casas. A Vasia el hielo le recuerda a los cuentos sobre Morozko, el misterioso rey del invierno, que trae las heladas y engaña cruelmente a las jóvenes para quedarse con sus almas. En cuanto su padre regresa de Moscú con una nueva esposa muy devota, las cosas cambian. La mujer ve demonios invisibles a ojos de todos, excepto de Vasia... Aunque para ella son espíritus: como el vodianói, un hombre hecho de ramas de árboles, o la rusalka, la ninfa que ahoga a los incautos en el lago. Mientras los aldeanos sigan haciéndoles ofrendas, no pasará nada malo. Pero un despiadado invierno, cuando las ventiscas cubren las casas de escarcha y el miedo se cuela por las cerraduras, las ofrendas dejan de llegar. Ambientada en un paraje helado de la Rusia medieval, la trilogía que inicia El oso y el ruiseñor teje un tapiz irresistible en el que se entrelazan la magia de los cuentos de hadas y el temor a lo desconocido. Tras su publicación, el libro resultó ganador en la categoría de Mejor Novela Fantástica en Amazon (2017), quedó finalista en los premios de Goodreads, se tradujo a una veintena de idiomas y cosechó un gran éxito de ventas.
Opinión personal
No había leído jamás ningún libro ambientado en la Rusia Medieval, es más, jamás había leído ningún libro ambientado en Rusia. Me va a resultar complicado explicar bien la historia porque hasta la fecha desconocía los cuentos y fábulas rusos. Pero antes de leer el resto de la reseña debes saber que he quedado irremediablemente encandilada por esta historia.
El principio del libro es bastante explicativo, nos adentra de forma paulatina en todo este universo de cuentos, hadas, brujas y príncipes. También nos introduce de lleno en la sociedad más cruda de la época, donde la mujer es un mero adorno decorativo hasta que pasa a ser madre. En ese contexto vamos a conocer a Vasia, una chica especial que viene al mundo arrebatando la vida a su madre sin ser consciente y que cambiará la vida de toda su familia para siempre.
Una muchacha que ve espíritus no es de fiar, ni en la época medieval rusa ni en la actualidad, o al menos eso dicta la sociedad. A veces hay excepciones, a veces los cuentos de hadas son más reales si sabes dónde fijarte y dónde mirar, aunque son más aterradores de lo que uno imagina.
Me ha fascinado descubrir el mundo interno de Vasia, el mundo de los duendes o espíritus que cuidan el bosque y los hogares, todo a través de sus ojos. La dureza con la que el resto del mundo la sentencia y la juzga sin comprenderla no son nada en comparación con su tenacidad y valentía. Un ser libre, a pesar de las ataduras, incapaz de obedecer, pero más bondadoso que cualquier otro ser. Vasia tiene unos poderes especiales y aunque durante gran parte de la historia eso pueda parecer un problema, cuando conozca a Morozko, el rey de la muerte, comprenderá que sus poderes son más valiosos de lo que ella imagina, y esenciales para salvar a su pueblo y su familia.
El padre Konstantín, un cura joven entregado a Dios, es mucho menos altruista o benevolente de lo que en realidad se espera de un hombre religioso. Él cree que Vasia es una bruja, que su pueblo está maldito y que debe salvarlos. Pero el Oso se está despertando, los muertos vienen y Konstantín está cegado.
En esta historia conocerás y amarás al Valiza, aprenderás que debes dejar siempre un pedazo de pan Dvorovói y aprenderás de la malicia de la Rusalka. El recorrido por la vida de Vasia a través de estos espíritus para averiguar en qué terminará convirtiéndose con los poderes que heredó de su madre, acabará en un final inesperado y lleno de intrigas para la segunda parte.
Simplemente, no puedo esperar.